lunes, 20 de julio de 2009

El desertor

Carta del soldado:

Mi querido batallón he abandonado las trincheras, se ha soltado un pedazo de mi, se lo llevo el aire, ha sido realmente doloroso. Todavía tengo morado el lugar donde se desprendió mi profunda pena, supongo que usted nunca lo experimentado, por eso le cuento que en el día de ayer mis antiguas quemaduras nuevamente encontraron fuego, el desdichado destino puso un poco de sazón y paf! ahí aparecieron entre mi piel apacible que recibía buenas noticias, por mi honor trate de guardar calma y luchar contra a mi tan odiada naturaleza, p ero fue imposible , mis músculos se contraían para sacar esta pena, grite pero nadie me escucho, nadie nunca supo de mis heridas, busque alguien que me acariciará en ese momento de soledad , pero el vacío se llevo hasta las campanas de la mañana que apaciguaba mi nostalgia, no existía ninguna figura conocida que me ayudará , grite, grite, grite, le prometo que quise quedarme a combatir, pero los cortes provenían de hace mucho mas que mi deseo de ser un héroe...

Perdonen sé que ustedes creían que mi labor sería ejemplar

Cambio y fuera!

PD: El soldado aún se encuentra solo.

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